He vuelto a coger Pedagogía del Oprimido después de casi un año desde su primera lectura. En aquel momento era la primera obra que leía de Freire y el impacto fue sorprendente. Sentí alivio, ilusión, tal vez un poco de fe. En este año he tenido la oportunidad de leer otras de sus obras y, de nuevo, he vuelto al inicio de estas páginas con el rotulador en la mano y muchas ganas de subrayar y analizar cada una de sus líneas.
Si aún no conoces a Paulo Freire, nació el 19 de septiembre de 1921 y fue un destacado pedagogo del siglo XX, a mi parecer el más importante. Nacido en Brasil, fue profesor de escuela y empleó desde sus orígenes una metodología no ortodoxa de alfabetización considerada una variación de la teología de la liberación. En 1964 fue encarcelado después del golpe militar que provocó su largo exilio posterior. Tras esto, publicó su primera obra, La educación como práctica de la Libertad (1967), y su obra con mayor trascendencia y repercusión, Pedagogía del Oprimido (1969). De esta manera, su trayectoria se enmarca en el trabajo y el reconocimiento, recibiendo el título Doctor Honoris Causa en veintisiete universidades internacionales además de, entre otros muchos, el premio Unesco de Educación para la Paz.
¿Por qué leer Pedagogía del Oprimido ? Los motivos son diversos y amplios de enumerar, sin embargo se puede destacar la reflexión interna que realizamos durante su lectura sobre nuestro posicionamiento en el mundo. Freire apela a la conciencia plena del individuo, del ser en el mundo, basada en la acción. Cambiar la realidad es posible bajo una actitud transformadora.
“Si los hombres son los productores de esta realidad y si esta, en la “inversión de la praxis”, se vuelve sobre ellos y los condiciona, transformar la realidad opresora es tarea histórica, es la tarea de los hombres” pág. 39
En la idea propia del diálogo que intenta mantener Freire con el lector, nos envuelve en una reflexión personal constante sobre nuestras contradicciones, sobre nuestra realidad. Una realidad opresora de la que formamos parte, que nos absorbe y domestica. Sin embargo, invita a que este proceso dialógico no caiga en un mero acto reflexivo ajeno a la acción.
Pedagogía del Oprimido es un proceso en fases, revolucionario, donde el análisis del mundo de la opresión de pie a la transformación de la dualidad opresor – oprimido para poder alcanzar la pedagogía de la humanidad.
Describe así, una sociedad envuelta en la lógica de objetivizar a los sujetos oprimidos, en minusvalorar su potencial frente al dominante que se ve reforzado en su apatía. Un mecanismo sádico de falta de fe en los otros, de superioridad innata sobre el resto. Por ello, Freire llama a romper burbujas de superioridad cultural, de clasismo, de elitismo para alcanzar el proceso de liberación de la humanidad.
“Decirse comprometido con la liberación y no ser capaz de comulgar con el pueblo, a quien continúa considerando absolutamente ignorante, es un doloroso equívoco” Pedagogía del Oprimido pág. 49
En esa práctica, asumimos la contradicción del oprimido de querer ser opresor. Como ejemplo de hoy en día, las nuevas clases medias que crecieron en una falsa opulencia que les ha hecho olvidar sus orígenes, aquellos que nada tuvieron. Ahora, los nuevos oprimidos, luchan por ser el opresor. Un oprimido manipulado, dirigido por la propaganda, debe asumir que la pedagogía liberadora es el instrumento revolucionario que puede terminar con la dualidad.
En este contexto, Freire postula el famoso concepto de educación bancaria analizando como la educación responde a la dicotomía educador-educando, dónde el primero es el que narra “la realidad” y el segundo recibe la experiencia acogiéndola de manera memorística, sin cuestionarla, convirtiéndose en un recipiente vacío capaz de ser llenado.
“Tal es la concepción “bancaria” de la educación que el único margen de acción que se ofrece a los educandos es el de recibir los depósitos, guardarlos y archivarlos.” Pedagogía del Oprimido pág. 62
Este concepto trasciende la mera descripción. Adquiere la relevancia suficiente al entenderse como el reflejo del mecanismo de opresión. De convertir a los oprimidos en pasivos receptores de un mundo imposible de transformar.
“Cuanto más se les imponga pasividad, tanto más ingenuamente tenderán a adaptarse al mundo en lugar de transformar.” pág. 64
Pedagogía del oprimido Paulo Freire. Autor de la fotografía: Slobodan Dimitrov
El poder de la esperanza se mantiene bajo el poder del educador humanista, aquel que cree realmente en la capacidad transformadora del ser humano. Así, bajo el diálogo entre iguales, se termina con la contradicción. El educador debe comunicarse con el educando abriendo una relación dialéctica de empatía. Relación que de pie a superar la educación bancaria y de paso a la educación problematizadora. De esta forma, el acto dialógico se materializa como un acto cognoscente de la realidad en la que el sujeto vive y se desarrolla.
“La educación problematizadora se hace, así, un esfuerzo permanente a través del cual los hombres van percibiendo, críticamente, cómo están siendo en el mundo el que que y con el que están”. Pedagogía del Oprimido pág. 75
Invito así al futuro lector que descubra, que reflexione, que encuentre su parte opresora. Leer por completo a Freire nos lleva a no caer en el fatalismo de la asistencialidad, a creer en el poder creativo del ser humano, a apostar por el carácter histórico de los sujetos, a ser conscientes del mundo, de este mundo, para ser capaces de transformarlo.
Fotografía de Mario Izquierdo @mario_izquierdo
Bibliografía
Freire, P.(1969) La educación como práctica de la libertad. España: Siglo Veintiuno editores
Freire, P. (1979) Pedagogía del oprimido. España: Siglo Veintiuno editores
Freire, P. (2012) Pedagogía de la indignación: cartas pedagógicas en un mundo revuelto. Buenos Aires Argentina: Siglo Veintiuno editores
Sánchez, S. (1973) Freire, una pedagogía para el adulto. Madrid, España: Zero
Autor: Paulo Freire
Título: Pedagogía del oprimido
Editorial: Siglo XXI
Precio aproximado: 12e (puedes adquirirlo pinchando aquí )
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