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El desarrollo de la motivación del alumnado hacia las asignaturas de ciencias

Vivimos en una sociedad cada vez más tecnológica y con una gran cantidad de información a nuestra disposición, por esta razón la enseñanza de la ciencia es un elemento esencial para formar ciudadanos con plena conciencia social. Sin embargo, varios estudios han demostrado que existe una tendencia hacia la des motivación del alumnado hacia las asignaturas de ciencias y una preocupante deriva hacia el analfabetismo científico.

Un alumno/a que disfruta de las clases es un alumno/a al que le apetece ir a clases, toma parte activa de ella (hace preguntas, propone temas,…), presenta una actitud participativa promoviendo que sus compañeros entiendan la asignatura, y el aprendizaje le resulta sencillo y divertido.

El proceso de enseñanza y aprendizaje se ve determinado por la motivación que sienta el alumno/a ante el desarrollo de la asignatura.

“[…] desde un punto de vista cognitivo, la motivación está relacionada con aspectos tales como los motivos por los que las personas deciden actuar de formas concretas y los factores que influyen en las elecciones que llevan a cabo. También implica decisiones tales como la cantidad de esfuerzo que las personas están dispuestas a realizar […]. Así, el papel del profesor se resume en procurar que los alumnos tomen decisiones adecuadas.” (Williams y Burden, 1999, p. 130)

Está claro que un papel importantísimo dentro de la motivación ante las ciencias le corresponde al docente, ya que es el encargado de dirigir la actividad de los alumnos/as y que será el responsable de que adquieran los hábitos adecuados para su correcto desarrollo. Todo proceso de enseñanza-aprendizaje debe partir de una planificación rigurosa de lo que se pretende conseguir, teniendo claro cuáles son los objetivos o metas, qué recursos son necesarios, qué métodos didácticos son los más adecuados y cómo se evalúa el aprendizaje y se retroalimenta el proceso.


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Y es que, el principal factor de fracaso escolar con respecto de las asignaturas de ciencias radica en el hecho de que los alumnos/as no se sienten motivados por el aprendizaje de las mismas. En general, se observa que ven las ciencias como: poco prácticas en su vida diaria, escasamente interesantes, y consideran que comprenden un conjunto de conocimientos aislados que no son capaces de interiorizar.

Asimismo, los métodos didácticos han de elegirse en función de lo que se sabe que es óptimo para alcanzar las metas propuestas y en función de los condicionantes en los que tiene lugar la enseñanza. De esta manera y tal como describe José Antonio Marina en su libro “Objetivo: Generar el talento”, un docente que pretenda desarrollar estas habilidades en sus alumnos/as debe (Marina, J. A. 2016, p. 92):

  • Tener una mente clara. Debe tener claro qué es lo que sus alumnos/as desean conseguir. No debe ser una meta general y vaga, sino que debe estar perfectamente definida la finalidad del aprendizaje.
  • Conocer el modo de mejorar el rendimiento y enseñar al alumno/a a que lo aplique. Un buen docente no debe limitarse a dar simplemente concejos teóricos, sino debe enseñar el método concreto para alcanzar el desempeño en cada momento. Es necesario que conozca y haga participe al alumno/a de las diferentes técnicas de aprendizaje.
  • Planificar el entrenamiento, marcar las pautas de progreso, para cada alumno/a. El docente debe saber qué es lo que sus alumnos/as necesitan para progresar, debe tener muy claro su objetivo final y es que el alumno/a debe conseguir su autonomía dentro del aprendizaje.
  • Dar feedback continuo e inmediato de cómo lo está haciendo el alumno/a. Debe saber en cada momento si lo está haciendo bien o mal. La evaluación educativa debe estar muy próxima al hecho evaluado. Las pruebas que son calificadas y devueltas a los alumnos/as una semana después con una nota no tienen valor educativo. Se limitan sólo a ser elementos de control.
  • Ayudar a soportar el entrenamiento, que suele ser aburrido. Un entrenamiento se basa en la repetición dirigida hasta conseguir la perfección. Un buen docente debe ingeniárselas para que esta repetición deje de ser aburrida y resulte atractiva para los alumnos/as. Hay que aumentar la motivación reconociendo los méritos y la consciencia del esfuerzo. Un buen docente debe planificar los objetivos de forma que sean lo suficientemente difíciles para que resulte satisfactorio llegar hasta ellos, pero no tanto como para que el fracaso sea muy probable.
  • Demostrar y transmitir una “actitud de crecimiento”. Existe una importante influencia sobre el aprendizaje las creencias previas de los alumnos/as sobre sus propias capacidades para progresar. Los alumnos/as que se consideran con capacidad para superar los obstáculos obtienen mejores resultados, que aquellos que se ven abocados al fracaso antes de si quiera intentarlo. Es tarea del docente encausar esa mentalidad del alumnado para así mejorar sus resultados.

De este modo, vemos como buscar una adecuada relación entre las materias científicas y  la vida cotidiana de los alumnos/as puede mostrarles así aspectos que les resultarán más adecuados para una correcta Alfabetización Científica. Los alumnos/as con su formación deben poder llegar a disponer de una actitud crítica, y ser capaz responder a cuestiones tales como por ejemplo: saber si es bueno o no tomar alimentos transgénicos, o en qué creen que se debe invertir en temas de investigación.

De esta forma, podemos afirmar que la desmotivación hacia las ciencias viene determinada en gran medida por esa descontextualización en la que se imparten. Por tanto, el punto de partida para mejorar la actitud de los alumnos/as es que los profesores/as dejen de impartirla como algo puramente abstracto y hacer que se convierta en algo interesante y cercano. En este sentido, los profesores/as deben de buscar ser simplemente participes de una exposición teórica de conceptos matemáticos y científicos, y actuar más como  lo que se entiende por “buenos entrenadores”.

Constanza Ruiz Domínguez


Bibliografía:

Marina, J. A. (2016) Objetivo: Generar talento. Barcelona: Editorial Penguin Random House.

Williams, M. & Burden, R. L. (1999).Psicología para profesores de idiomas: enfoque del constructivismo social. Madrid: Cambridge University Press.

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