Icono del sitio Yo Soy Tu Profe

Linda Castañeda: “No existe ninguna forma de ser docente siendo neutral, siempre adoctrinamos de una forma u otra”

Nacida en Bogotá, murciana de adopción y pedagoga de profesión. Linda Castañeda @lindacqes una profesora universitaria que trabaja aspectos relacionados con la investigación de las Tecnologías y la Educación en la Universidad de Murcia.

Si buscamos en sus palabras aquello que queremos escuchar, estamos en el lugar equivocado. Esta docente habla sin tapujos sobre la universidad hoy en día, sobre cuáles son los principales retos de la educación o sobre si existen o no carencias en la formación del profesorado.

La doctora en Tecnología Educativa no deja a nadie indiferente en sus ponencias, a las cuales he tenido el placer de asistir. Pero tampoco en sus artículos o en esta misma entrevista.

Se muestra firme en la búsqueda de una educación que recuerda a los ilustres pedagogos humanistas. Una charla larga, en las que las palabras se hilan y uno no puede parar de coger apuntes.

¿Cuál es tu valoración de la enseñanza universitaria hoy en día?

Creo que la enseñanza universitaria, como todos los niveles de enseñanza, se enfrenta a tiempos de cambio. Seguramente la misión básica de la universidad sigue siendo la misma (formación, investigación, creación de conocimiento y difusión de la cultura), pero… ¿qué tipo de profesionales forma? ¿qué temas investiga o qué cultura difunde? Eso es lo que ha cambiado, o lo que tiene que seguir cambiando. Ya no es una universidad de élites, sino de masas y eso modifica completamente su contexto y finalidades. Además, los procesos de transformación digital de la sociedad siguen impactando en la universidad, para bien y para mal, y la sociedad del conocimiento espera de ella y le exige que sea motor de futuro.

Por otra parte, la universidad, como toda la enseñanza (en especial la pública) se enfrenta a los retos derivados de los procesos de neoliberalización a los que está siendo sujeta. La escasez de recursos y la organización de las cuestiones de la enseñanza son más propias de intereses mercantiles y aquello que no es inmediatamente mercantilizable parece no ser de interés para esa universidad neoliberal. Y eso hace que nuestras sociedades retrocedan en muchos temas y que los profesionales que trabajamos en este nivel educativo (como nuestros compañeros de los otros niveles) nos enfrentemos a problemas estructurales (falta de personal, de recursos, precariedad laboral, desmantelamiento de las estructuras de investigación, entre otras) que afectan a nuestro día a día y al de nuestros estudiantes. Vivimos tiempos complicados, tiempos de acoso y derribo a la universidad y la enseñanza pública.

Sin embargo, estoy convencida de que el tipo de educación que se hace en la universidad es tremendamente útil, importante y necesario para la sociedad.

¿Crees que la docencia tiene el reconocimiento social que se merece?

No. Ni dentro de la universidad ni fuera. La docencia es un tipo de trabajo complejo y polifacético. Un profesor universitario o de otro nivel, tiene muchas funciones que no se cumplen en un horario laboral al uso (yo no trabajo solo en las horas de clase que doy). Los procesos de liberalización han hecho que la docencia se entienda como un simple input más, dentro de un proceso mercantil y no como la labor compleja que representa. Por eso se minusvalora.

Por ejemplo, dentro de la carrera de docente universitario se nos valora sobretodo por nuestras investigaciones, apenas se tienen en cuenta nuestro trabajo como docentes. Tampoco creo que seamos lo suficientemente maduros para saber cómo valorarnos. Estoy segura que serían capaces de evaluarnos por los resultados de nuestros estudiantes, algo que me parece absurdo.

“Se habla más de educación porque cada vez hay más gente que ha podido meter mano en la educación”

En los últimos años la educación ha alcanzado una gran popularidad, ¿crees que ha sido por necesidad o porque existe un interés mediático?

Existe un interés, no solo mediático, es económico. La educación es un asunto del que todo el mundo se preocupa. Se habla más de educación porque cada vez hay más gente que ha podido meter mano en la educación, porque cada vez es un sector que ofrece más oportunidades de negocio… fruto de la aplicación de políticas neoliberales de privatización. Y denostar la educación pública y señalar culpables crea en la opinión pública la convicción de que la educación no funciona. Creo que la preocupación es la misma que hace veinte años, pero se habla más porque existen más agentes que quieren intervenir al sistema educativo sin ni siquiera pertenecer al sistema educativo.

No se habla tanto de educación, se habla mucho, por ejemplo, de innovación educativa. Y hay muchos congresos de innovación educativa detrás de los cuales no siempre están agentes pertenecientes al sector educativo. Suele haber un sector de editoriales muy presentes, un sector tecnológico, un sector privado de fundaciones y de asociaciones con unos intereses muy claros que están interviniendo en el sistema educativo. Y no tiene que ver con que la gente esté más interesada que antes, es porque la educación es un negocio. Hablamos de un volumen de negocio muy grande.


Puedes leer también: Alfredo Corell: “Los profesores universitarios no estamos preparados para dar clase”


“El mayor problema de la educación es creer que todos los males se pueden achacar profesorado”

En tu opinión, ¿cuál es la mayor carencia de la formación docente en España?

Pensar que el problema es la formación docente. El mayor problema que tenemos ahora mismo en la educación, no solo en España, es creer que todos los males se pueden achacar al profesorado. Es obvio que la formación es mejorable, es evidente que la formación universitaria es mejorable, es obvio que la formación continua puede ser mejor. Pero creer que el problema de la educación es alguna carencia de la formación del profesorado es terriblemente ingenuo y además interesado. En el momento en el que ponemos al profesorado por delante pensamos que si cambiamos al docente ya se soluciona.

Tenemos un problema sistémico donde se incluyen recortes que no se incluyen en otros. Se pretenden aplicar fórmulas para solucionarlo, pero no se habla de mejorar infraestructura, la ratio, la organización escolar. Cuando buscamos culpables se apunta a los estudiantes y entonces se decide evaluarlos más. O si no, al profesorado y se decide, evidentemente, evaluarlos más. En ninguno de los dos casos se plantean soluciones. No entendemos el sistema educativo como un sistema.

Y en cuanto a la competencia digital, ¿es el nivel de competencia digital docente acorde a lo esperado?

Creo que el nivel de competencia digital es algo que creíamos que era una cosa y que ahora no es “solo eso”. La competencia digital, tal cual la entendemos, fue descrita en 2006 por la Unión Europea junto con las otras competencias básicas para el aprendizaje a lo largo de la vida. En ese año se definió la competencia digital en términos claramente instrumentales.

¿Qué ocurre? En 2018 la Unión Europea saca una nueva definición de todas sus competencias básicas y en ellas la competencia digital cambia radicalmente. Nos hemos dado cuenta de que no solo hay que saber utilizar las herramientas (que es muy necesario), sino que lo más importante es saber tomar decisiones razonadas y críticas sobre el uso de los dispositivos.

Creo que hoy echamos menos en falta una mejor competencia digital instrumental por parte del profesorado, porque cada vez se va teniendo más. Pero se necesita más competencia del profesorado para el mundo digital. Significa ser capaces de ver nuestra profesión docente desde el punto de vista amplio sobre qué significa ser un docente a día de hoy en el mundo digital. Si uso o no las tecnologías en mis clases, eso es tan solo una pequeña parte de la competencia docente en el mundo digital. Se debe ser capaz, como docente, utilizando o no la tecnología en mi aula, de saber que mis alumnos viven en un mundo digital y educarles en/para ese mundo.



Te puede interesar…Roy Galán: “La educación debería servir para hacerte libre y no esclavo de un sistema”


“El momento en el que despojamos al docente de su compromiso social le despojamos de una parte fundamental de lo que es ser profesor.”

En alguno de sus últimos artículos cuestionaba el carácter utilitarista o instrumentalistas de algunos marcos de competencia recientemente publicados donde aprecia la ausencia de una perspectiva social, ¿por qué ocurre esto?

La profesión docente ha sido reducida a un carácter muy operativo en los últimos cuarenta años. Se ha acabado con la visión holística del docente y se le ha convertido en un operario, en alguien que sigue un currículum cada vez más definido desde instancias externas a la escuela. De hecho, cada vez se habla más de la neutralidad del docente, no se habla del compromiso social, se habla del señor o señora que tiene que seguir una serie de pautas con muy poco margen de maniobra. Eso implica no reconocer su compromiso social y político.

El momento de la supuesta neutralidad ideológica dentro del aula es el momento de entender el aula como un intercambio de conocimientos declarativos. El momento en el que despojamos al docente de su compromiso social le despojamos de una parte fundamental de lo que es ser profesor.

Por eso cuando hablamos de los marcos de competencia clásicos a los que nos estamos refiriendo suelen ser marcos que no tienen un planteamiento ideológico sobre qué son las competencias, sobre qué es ser docente, sobre qué es la educación. Son marcos operativos, se necesita saber qué hace un operario (es decir, alguien que sigue órdenes, no un profesional que decide con conocimiento fundamentado y buen juicio) con una tecnología concreta para hacer un instrumento concreto. No hay un compromiso ni social ni intelectual en ellos, ni de uso, ni de razonamiento de lo que es bueno o malo. Estas son partes claves de la formación docente que se han visto desde sus inicios.


Te puede interesar:
5 libros de Paulo Freire que no te puedes perder


Cuando se habla de potenciar el pensamiento crítico, se puede entender también como hablar de sujetos políticos, ¿existe el miedo a utilizar esta palabra en educación?

Sí, claramente. Pero no solo en educación, en todas partes. La gente suele decir, “yo no soy política”, y lo que quiere decir es que no se vincula a ningún partido político. Es como si la política se hubiera convertido en algo mal visto, en algo que nos despoja de neutralidad o valor. Y esto es un problema social importante. Si pensamos que la política no tiene que ver con nosotros nos alejamos de las decisiones que se toman en nuestra polis, en nuestra realidad. Y esto pasa también en educación. Se ha querido sacar de la educación la política y de esta forma también lo social, lo colectivo.

Cuando se habla de social parece que se vincula a una ideología concreta o a un compromiso político concreta, como si tener ideología fuese malo. Hay valores políticos que subyacen a nuestras sociedades que son consensos de generaciones a los que hemos llegado y a los que no queremos renunciar.

“No existe ninguna forma de ser docente siendo neutral”

Pero, ¿sabe que mucha gente pensará que esto es adoctrinar?

Absolutamente. Pero no hacerlo también es adoctrinar. No existe ninguna forma de ser docente siendo neutral. La ciencia neutral no existe, la docencia neutral no existe. Cada decisión hace que dejemos de ser neutral y siempre tomamos decisiones. Por ejemplo, cuando elijo un mapa para mi clase, dejo ser neutral, porque existen distintas proyecciones geográficas posibles y yo elijo una, con todas sus consecuencias.

Otra cosa es que yo obligue a mis alumnos a pensar de una manera u otra. Pero lo cierto es que yo planifico mi aula de una manera u otra, evalúo de una u otra forma,  dejo hablar a mis estudiantes mucho tiempo o no, cada vez que yo tomo alguna de estas decisiones estoy haciendo declaraciones ideológicas evidentes. Cada vez que lo hago se me puede acusar de adoctrinar. Sea de la etapa que sea. Estas decisiones afectan en la forma en la que mis estudiantes aprenden y en la que ejercen su ciudadanía.

Si mis estudiantes piensan que solo hay una única fuente de conocimiento que después tendrán que repetir exactamente igual, les estoy diciendo que el mundo funciona con una única voz que además tienen que respetar y no poder subvertir de ninguna manera. Y eso es un mensaje ideológico claro. Se dejo las preocupaciones de mis estudiantes y sus familias fuera de la escuela también les adoctrino. Si permites que los estudiantes piensen, que opinen, también tiene un trasfondo ideológico. Tiene que ver con decisiones sobre el poder, sobre el control, sobre lo que es o no es verdadero. Intentar creer que mis decisiones son neutras es ingenuo o creer que los demás no nos enteramos. 

Siempre adoctrinamos de una forma u otra, pero se utiliza esto para callar a los docentes.


No te pierdas:
24 citas de Tolstoi imprescindibles en el mundo educativo


En este sentido, ¿crees entonces que se está callando a los docentes?

¿Qué nos estamos callando o que nos están obligando a callar?

Bueno, ambas.

Creo que se pretende asustar a las personas con estos planteamientos y se pretende justificar comportamientos que son injustificables. Cada vez que dicen que adoctrinamos lo que quieren decir es que adoctrinas de una forma que yo no quiero que lo adoctrines. Es decir, yo lo adoctrinaría de la otra forma y tú lo estás haciendo descaradamente de otra.

Durante muchos años de ha recalcado la idea de que tenemos que ser neutrales y eso es imposible.

“Necesitamos volver a invertir en la educación pública como si creyéramos en la educación pública y dejar de invertir en la privada como si fuese pública”

Por último, si tiene que centrarse en dar respuesta a una necesidad urgente en el campo de la educación, ¿cuál sería?

Necesitamos volver a invertir en la educación pública como si creyésemos que la educación es un derecho de todas las personas. La educación pública es de todos y parece que no nos los creyéramos. La entendemos como un gasto y lo comparamos con cosas que son incomparables. Es como si yo comparo comer con comprarme dos trajes. Si tenemos una necesidad es esa, creer e invertir en la educación pública para todos.

Significa creer en nuestros docentes, significa invertir nuestros recursos en mejorar nuestro sistema educativo como sistema, significa hacer una inversión intelectual en nuestra educación pública. En todas las etapas educativas es muy necesaria, pero la educación universitaria sufre un desmantelamiento increíble. Debemos creer con devoción en nuestra educación pública o la terminarán por desmantelar. 

@yosoytuprofe_

Salir de la versión móvil