Con este nuevo artículo, doy comienzo a una nueva serie de reseñas que se centrarán en aquellos libros que reposan en la estantería de mi habitación y que se mantienen vivos como recuerdos de los momentos vividos durante su lectura. Así, abro esta cadena con Ferrer i Guardia y mi primera toma de contacto con la teoría pedagógica. Adentrarte a leer La escuela Moderna supone, en primera instancia, tomar contacto con la coyuntura política e histórica que vivía la sociedad española de finales del siglo XIX y principios del XX. Una realidad que mantiene ciertos paralelismos con la actual y que nos permite entender y poner en valor su aportación didáctica a la enseñanza de nuestros días.

“El profesor siembra las semillas de las ideas. Y estas, cuando con la edad se vigoriza el cerebro, entonces dan la flor y el fruto correspondientes, en consonancia con el grado de la iniciativa y con la fisonomía característica de la inteligencia del educando.”

Francisco Ferrer Guardia nació en Alella en 1859. Diferentes viajes por Europa le permitieron conocer las instituciones educativas más avanzadas de la época. En 1901, gracias a la herencia que recibe de una exalumna, crea en Barcelona la Escuela Moderna, un proyecto donde pone en práctica sus teorías pedagógicas partiendo de la premisa de que la revolución pasa necesariamente por la educación. Muy pronto, el éxito de esta escuela hace que se reproduzcan filiales a la misma en el territorio español y en el extranjero.

Retrato de Francisco Ferrer i Guardia la escuela moderna

Así, propuso una enseñanza orientada hacia el racionalismo educativo, entendido como “aquella orientación pedagógica cuyos métodos y contenidos de saber deben inspirarse en la ciencia y en la razón natural”. Desde esta lógica, buscando el desarrollo de la libertad dejando atrás mitos y dogmas, pone en práctica un ideario educativo profundamente renovador para aquel tiempo: erradicación de los exámenes, las calificaciones y los castigos físicos, coeducación de sexos y clases y eliminación de todo conocimiento que no pudiese ser demostrado mediante el método científico.

“Excitará, desarrollará y dirigirá las aptitudes propias de cada alumno, a fin de que con la totalidad del propio valer individual, no sólo sea un miembro útil a las sociedad, sino que, como consecuencia, eleve proporcionalmente el valor de la colectividad”

Acusado de ser instigador de los acontecimientos de la Semana trágica de Barcelona, Ferrer i Guardia fue condenado a muerte y fusilado en Barcelona en 1909. Hechos que, en lugar de acabar con su trabajo, mitificaron su obra hasta nuestros días.

“La enseñanza racionalista y científica de la escuela moderna ha de acabar, como se ve, el estudio de cuanto sea favorable a la libertad del individuo y a la armonía de la colectividad, mediante un régimen de paz, amor y bienestar para todos sin distinción de clases ni de sexos.”

La escuela moderna marca, de este modo, un punto de inflexión en la manera de entender la educación, aportando, no sólo una nueva metodología, sino una nueva forma de entender el mundo.

Miguel Ángel Ruiz Domínguez

Autor: Francisco Ferrer i Guardia
Título: La Escuela Moderna (Francisco Ferrer Guardia)
Editorial: Fábula Tusquets
Precio aproximado: 8e (puedes adquirirlo en Traficante de sueños)

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